La motivación en la escalada

Desmotivarse para continuar escalando es un problema muy común entre todos los escaladores, y las razones para que esto suceda pueden ser muy diversas. Quizás las más comunes se encuentran ubicadas dentro de alguno de los siguientes cuatro grandes grupos: Factores directos en el mundo de la escalada, lesiones, competencia con otros escaladores y/o factores externos.

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Factores directos en el mundo de la escalada

Como el nombre lo dice, éstas razones son intrínsecas al mundo de la escalada. Lo más probable es que tengan que ver con el cansancio constante, que es producto de entrenamientos muy duros y consecutivos que se hacen rutinarios y aburridos.

El sobre-entrenamiento no sólo es peligroso, sino también quema mucho del combustible que necesitamos para movernos diariamente en las ocupaciones de nuestra vida. Este cansancio se acumula e impide que podamos escalar con nuestro mayor desempeño a la hora de realizar rutas o boulders.

Así pues, caeremos en un círculo vicioso que nos impedirá reconocer cuál es nuestro nivel realmente y pensar que estamos desmejorando con cada entrenamiento.

Por lo tanto, es preferible realizar entrenamientos personalizados que nos estimulen a mejorar, pero en la medida en la que nuestro cuerpo se hace más tolerante al ácido láctico, para que así podamos aprovechar mejor nuestra energía.

Lesiones

Se entiende que la escalada es un deporte muy completo, en el que se necesita utilizar todo nuestro cuerpo. Por lo tanto, cualquier lesión, por más pequeña que sea, representará una molestia y de seguro se manifestará en nuestro ascenso.

La cura más común para que estas lesiones no avancen o empeoren, es el reposo. El reposo trae como consecuencia perder buena parte de nuestra resistencia y fuerza que ya había sido ganada. Esto implica tener que esperar a que nos recuperemos y otra vez volver a empezar a entrenar para recuperar el nivel perdido.

Muchas veces, por flojera o resignación, decidimos dejar de escalar después de una lesión porque pensamos que nunca volveremos a tener el grado que una vez tuvimos. Para luchar contra esto, el remedio es la fuerza de voluntad.

Competencia con otros escaladores

Es fácil perder la motivación cuando vemos que otros escaladores progresan mucho más rápido que nosotros o cuando vemos que no avanzamos como quisiéramos. Cuando esto sucede, es común que se cree un ambiente de competitividad con los otros escaladores, pero si cuando aún damos nuestro mejor esfuerzo no avanzamos, nuestro estímulo disminuye a niveles imperceptibles.

En estas ocasiones tenemos que utilizar la competencia de forma sana, aprender del otro y al mismo tiempo, adquirir un carácter crítico para enfrentar pasos difíciles con creatividad, si como lo hizo el otro no nos funciona a nosotros.

También hay que considerar que hay modalidades, rutas o bloques que se nos hacen más fáciles y otras que se nos hacen más difíciles. La idea es averiguar cuál nos conviene y, si así lo deseamos, añadir un esfuerzo extra para trabajar en nuestros puntos débiles.

Factores externos

Esta es la categoría más amplia de todas. En ella se incluye los excesos de trabajo, la falta de sueño, la mala alimentación o los problemas en algunos aspectos de la vida (económicos, familiares, de noviazgo, etc.), entre otros.

La solución está en detectar cuál de todos estos problemas es el que esta causando la falta de motivación para realizar nuestra escalada y resolverlo o canalizarlo. En algunas ocasiones esto será evidente, en otras nos tomará un poco más de tiempo.

Finalmente, hay que aprender a reconocer que hay millones de motivos como para caer en el desestímulo. Nuestra misión consiste en ignorar y desechar dichos motivos para desarrollar una próspera vida como escalador.

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