En algún momento escuché de alguien lo siguiente: “eres tan fuerte como la parte más débil que tengas en tu cuerpo”.
Es
muy normal que como escaladores se persiga, vehementemente, el
endurecimiento de los dedos, la potencia o la resistencia en los
músculos y el refinamiento de la técnica.
Muchos sabemos que en el bouldering (escalada de bloques), se sintetiza, en un contexto minimalista, todas la necesidades, requerimientos y valencias de la escalada en roca.
Desde mi punto de vista, y con mi escasa experiencia, todos en algún momento nos topamos con un muro infranqueable que pone de manifiesto nuestro límite. Muchas veces, pasa el tiempo y no logramos superar esta barrera o, por el contrario, logramos superarla no sin una serie de intentos fallidos.
Las barreras a las que me refiero pueden ser físicas y/o técnicas pero las que más peso tienen y, en definitiva, las que más nos cuestan superar son las barreras mentales.
En un artículo publicado en Rock and Ice (nº 145, Octubre 2005), titulado “Zending Big”, se realiza una aproximación al entrenamiento mental como medio para superar la duda y, agregaría yo, el temor.
Temor y duda, duda y temor, son los factores más decisivos a la hora de perseguir un encadenamiento. Ambos factores, pueden alimentarse de manera bidireccional haciendo un calvario cualquier intento de escalada porque llega el momento en que no importa cuán duros tienes los dedos, sino qué tan calmado, enfocado y bajo control te encuentras.
A medio camino entre el bouldering y el free solo, el highbouldering es una variante de escalada de bloques que ha tomado auge pero que no es nada nueva. En esta variante, el temor suele ser muy decisivo y la duda suele estar siempre presente cuando nos paramos frente a un bloque de cierta altura.
Además de las medidas concretas de seguridad que debemos tomar a la hora de querer encadenar uno de estos pequeños gigantes, debemos asumir una progresión, un método que nos permita evolucionar de manera satisfactoria en estos bloques.
Debemos buscar y encontrar el método que permita poner en control a la duda y al temor, el método que mejor se adapte a nuestras necesidades y expectativas. En el artículo mencionado en párrafos anteriores (“Zending Big”), se propone un ejercicio respiratorio muy común dentro del yoga, específicamente dentro del pranayama, para alcanzar cierto estado de calma y foco.
Sabemos la relación existente entre la respiración y nuestros estados mentales: una respiración calmada conlleva a una mente tranquila.
El bouldering es un explorar y experimentar constante. Hagan la prueba, investiguen y lleven a cabo algún tipo de ejercicio que persiga un mayor control mental: pranayama, meditación zen o cualquier tipo de ejercicio.
Entre tanto, algunos bloques altos continúan despertando mis temores y mis dudas, por eso busco cómo calmar mi mente y poder encadenarlos.
Nos vemos en los bloques