Monumento natural Cueva Alfredo Jahn

El Monumento natural cueva Alfredo Jahn está ubicado 4 km al oeste del pueblo venezolano de Birongo, Estado Miranda, en el extremo oriental de la Serranía Litoral de la Cordillera de la Costa. Con un desarrollo de galerías de 4,29 km, es la cueva más grande de la región central de Venezuela y se encuentra dentro de las más grandes de su tipo en el país.

Fue decretado como Monumento Natural el 12 de diciembre de 1978 con el Decreto No. 2.989 publicado en la Gaceta Oficial No. 2.417 del 7 de marzo de 1979. El monumento fue bautizado en honor de Alfredo Jahn, pionero de diversas disciplinas científicas en Venezuela como la geografía, geología, topografía, astronomía, antropología, lingüística y la botánica, y quien además fue fundador de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales.

Es una cueva húmeda, todavía activa, que se ha ido formando por la acción de la Quebrada Cambural. Sus paredes de calcita están cubiertas de espectaculares estalagmitas, estalactitas y columnas, que alcanzan su máximo desarrollo en el Salón del Chaguaramo o Salón de la Lluvia.

Geografía:

La Cueva Alfredo Jahn está ubicada cuatro kilómetros al oeste del pueblo de Birongo, Estado Miranda, en el extremo oriental de la Serranía Litoral de la Cordillera de la Costa.

Este monumento natural se encuentra en alturas comprendidas entre los 60 y 300 msnm. El relieve es semi-escarpado formado por colinas calcáreas. El clima es lluvioso y cálido con una precipitación media anual de 1.970 mm. La temperatura en el interior de la cueva oscila entre 22 ºC y 26 ºC (MARNR 1992).

La Cueva Alfredo Jahn es la más grande de la región central de Venezuela y la sexta más grande del país, teniendo un desarrollo de galerías horizontales de 4.292 metros y un desnivel de 67 metros, así como 15 entradas o bocas. Puede ser dividida en seis sectores: Galería de la Quebrada, el Arrastradero, Galería del Río, Galería Codazzi a Salón del Chaguaramo (o Salón de la Lluvia), Galería del Sifón del Diablo y Galería Henri Pittier (SVE 1973).

Esta formación geológica está formada por mármoles calcíticos y calcítico-dolomíticos (Uzcátegui 1996), internamente es recorrida por la Quebrada Cambural, que es perenne y drena una microcuenca donde afloran esquistos con una mineralogía variada de las Formaciones Las Mercedes y Las Brisas (Urbani 1974). La cueva se ha ido formando por la acción de erosión y corrosión del agua de la quebrada sobre la piedra calcítica y dolomítica. En época de sequía la quebrada se infiltra a lo largo de unos 200 metros al inicio del bloque de calcita, a nivel del Salón del Chaguaramo o de la Lluvia, canalizándose en su interior hasta surgir unos 600 metros más adelante en la Boca 1 de la cueva. El cuerpo de agua continúa luego superficialmente hasta que se une con la quebrada Casupal. En la estación de lluvias, la infiltración a través de los sedimentos del cauce de la quebrada no es suficiente para captar todo el caudal de agua, así que el excedente sigue por el curso por encima de la cueva hasta que entra en la Boca 8, continuando hasta la Boca 1 donde resurge toda el agua (Forti y col. 1999).

La cueva Alfredo Jahn es una cueva joven y los procesos de erosión y corrosión son más importantes que los de deposición de carbonatos (los que forman los denominados espeleotemas). El espesor de roca sobre las galerías es de alrededor de 30 metros. Debido a la gran actividad hídrica que la caracteriza, la cueva está decorada con muchos espeleotemas de calcita, especialmente estalactitas (Forti y col. 1999). Estas últimas tienen su máximo desarrollo en el Salón de la Lluvia, donde se encuentra una llamativa columna denominada como “El Chaguaramo”, que se formó como consecuencia de la unión de una estalactita con una estalagmita y que posee una gran semejanza con la palma del mismo nombre.

En cuanto a su geología y litología, la Formación Las Mercedes (que aflora en este monumento) se remonta al Mesozoico (Jurásico-Cretácico). Es una formación metamórfica de esquistos principalmente calcáreos, con zonas grafitosas y localmente micáceas (PDV 1997). En la zona de Birongo predominan los mármoles calcíticos (Urbani 1996). La calcita es de hecho el mineral más común en las cuevas y adopta formas espectaculares como las estalagmitas, estalactitas y columnas.

Además de la calcita, en la cueva existen otros minerales como la halita, que forma una capa muy delgada que cubre la pared del fondo del Salón del Chaguaramo; óxidos hidróxidos amorfos de hierro y manganeso, que forman pisolitas, que es una corteza delgada de roja a negra que cubre la roca del fondo de la quebrada que atraviesa el Salón del Chaguaramo; amonio-jarosita, presente como puntos azul claro en la pared de mármol del salón del Chaguaramo; koktaita, que aparece mezclada con hidroxilapatito y halita como puntos grises en la pared de mármol; y manganoberzelita, se encuentra como una capa delgada de coloración roja a marrón-rojiza sobre el fondo de caliza de las quebradas activas (Urbani 1996). De estos minerales, la koktaita, amonio-jarosita y la manganoberzelita no han sido reportados en ninguna otra cueva del mundo (Forti y col 1999).

Biodiversidad:

La cueva está rodeada por un bosque semideciduo estacional pre-montano y presenta tres estratos arbóreos densos. Entre las especies más comunes de árboles están el araguaney y el indio desnudo. Las frecuentes crecientes de la quebrada han limitado el establecimiento de una fauna troglobia (exclusiva de la cueva). Sin embargo, existe una abundante fauna de insectos y arácnidos y poblaciones importantes de cuatro especies de murciélagos, entre los que destaca por su abundancia y gran tamaño el vampiro común (Desmodus rotundus rotundus).

La vegetación incluida en las 58 hectáreas de linderos del Monumento corresponde a un bosque semideciduo estacional pre-montano y presenta tres estratos arbóreos densos.

Entre las especies más comunes están el araguaney (Tabebuia chrysanta), el indio desnudo (Bursera simaruba), el ramón (Trophis racemosa), el tuque (Ocotea glandulosa) y el palo de vaca (Poulsenia armata) (MARNR 1992).

Con respecto a la fauna, en general, para Venezuela se ha estimado que el número de invertebrados presentes en cuevas es de 250 taxa (147 han sido determinados a nivel de especie), mientras que el número de especies de vertebrados se estima en unas 90. Entre los vertebrados, los más numerosos son los murciélagos y los peces. De la fauna cavernícola descrita en Venezuela se estima que aproximadamente un 10% corresponde a formas troglobias, es decir, especies que cumplen todo su ciclo de vida dentro de las cuevas y que presentan características específicas producto de su evolución en estos ambientes. Estas características corresponden siempre a pérdida de los pigmentos y atrofia de los ojos (Galán 1995).

En el caso de Alfredo Jahn, las frecuentes crecientes de la Quebrada Cambural, que pueden inundar completamente la cueva, han limitado el establecimiento de una fauna troglobia. En consecuencia, las especies presentes corresponden principalmente a formas troglófilas (que cumplen solo parte de su ciclo de vida dentro de la cueva) o trogloxena (visitantes ocasionales de estos ambientes), siendo particularmente abundante la fauna asociada al guano (Bordón 1973).

En la cueva hay al menos cuatro especies de murciélagos reportados, todos comunes en Venezuela: dos especies insectívoras pequeñas (el bigotudo común, Pteronotus parnelli y el orejas de embudo, Natalus stramineus), una especie omnívora grande, el murciélago lanceolado mayor (Phylostomus hastatus) y el vampiro común (Desmodus rotundus rotundus). Esta última es una especie ampliamente distribuida en el país sobre la cual existen gran cantidad de mitos debido a que se alimenta exclusivamente de sangre de mamíferos. Uno de los factores más importantes en la expansión de la especie en Venezuela ha sido la introducción de ganado vacuno y equino al cual ataca durante la noche (Linares 1998). Las poblaciones más numerosas de vampiro común dentro de la cueva se encuentran en la sección seca cercana a las bocas 2, 3 y 4. El suelo en las áreas donde están localizadas las colonias de murciélagos está cubierto por cantidades importantes de guano.

Entre los insectos, se ha reportado la presencia de seis órdenes diferentes: himenóptera (hormigas), coleóptera (coquitos), dípteros (moscas), neuróptera, hemíptera (chinches) y blattaria (cucarachas). Por su parte, los arácnidos incluyen al menos cinco órdenes, entre los que destaca el araneida, que incluye tres especies (Priscula paeta, Wendilgarda miranda y Achacaranea inopinata). Por último destaca la presencia de al menos dos especies de camarones asociados a las aguas de la quebrada (Bordón 1973).

Administracion:

La Cueva Alfredo Jahn fue decretada como Monumento Natural el 12 de diciembre de 1978 con la finalidad de proteger este valioso recurso escénico que constituye una de las cuevas más grandes del país y que presenta singulares características por sus múltiples accesos y salones, la extensión de sus galerías y sus notables formaciones y cristalizaciones naturales (República de Venezuela 1979).

Su administración y manejo le corresponden al Instituto Nacional de Parques (INPARQUES), organismo encargado de administrar el sistema de parques nacionales de Venezuela. Actualmente las autoridades del Parque nacional El Ávila se encargan de la señalización y manejo de los letreros ubicados cerca de la entrada principal de la cueva, y el Guardaparques asignado a la región oriental de dicho parque también realiza labores de vigilancia y control en el monumento, ya que hoy en día no posee puesto de guardaparques. Sus linderos no están materializados de una manera formal en el terreno, aunque un pequeño tramo de la Quebrada Casupal sirve como un lindero natural, el resto de los linderos vienen definidos mayormente por curvas de nivel. Recientemente algunos grupos organizados han elaborado algunas de las señalizaciones en el camino de acceso a la cueva, lo que se suma a dos avisos ya existentes en los que describen las características de esta formación geológica.

Por ser un monumento natural existen muchas restricciones de uso, siendo actividades prohibidas la caza con fines deportivos o comerciales, la introducción y cría de animales domésticos, los eventos deportivos o recreativos masivos, el porte de armas y la extracción de especies de flora y fauna. Son actividades permitidas el excursionismo y las investigaciones científicas. El monumento no posee Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso, y las regulaciones mencionadas anteriormente se encuentran establecidas en el [[Reglamento sobre Administración y Manejo de los Parques nacionales y Monumentos Naturales]] (República de Venezuela, 1989).

Conservación e investigación

La exploración científica de la cueva se inició en 1952, con la visita realizada por la Sección de Espeleología de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales. En esta primera exploración participaron Juan Antonio Tronchoni, Eugenio De Bellard y Roberto Contreras quienes llegaron a la cueva guiados por cazadores locales que la conocían con el nombre de Cueva de la Tapa de Cambural. Estos la bautizaron en memoria del destacado ingeniero y naturalista Venezolano Alfredo Jahn (1867-1940), reconocido explorador de los Andes, la región central y la Amazonía Venezolana, quien además fue fundador de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales. Alfredo Jahn fue un pionero de diversas disciplinas científicas en Venezuela como la geografía, geología, topografía, astronomía, antropología, lingüística y la botánica (Fundación Polar 1997).

La cueva fue levantada y registrada en el Catastro Espeleológico Nacional por la Sociedad Venezolana de Espeleología en 1973 (SVE 1973). La única síntesis descriptiva de la fauna disponible es la realizada por Carlos Bordón, incluida en el catastro de 1973.

A partir de entonces, algunos de sus miembros, entre los que destaca Franco Urbani, han realizado algunos estudios sobre la composición fisicoquímica de las aguas (Urbani 1995) y sobre la geología y mineralogía (Urbani 1996). Recientemente, las estalagmitas de la cueva han sido utilizadas en estudios de paleoclimatología (Gonzáles y Gómez 2002).

En la Cueva Alfredo Jahn existe un reporte médico detallado de un brote de histoplasmosis que afectó a un grupo de 34 estudiantes de bachillerato y un profesor que permanecieron 20 minutos en la cueva en marzo del 2000. De los 28 estudiantes evaluados, 71% desarrollaron la enfermedad aguda. Este es uno de los brotes de histoplasmosis más grandes reportados en el mundo (Suárez y col. 2002). La enfermedad, generalmente asociada a cuevas secas, se adquiere por la inhalación de las esporas, las cuales se transforman en levaduras en los pulmones. El hongo es particularmente abundante en zonas con acumulación de excrementos de aves y murciélagos en descomposición o mezclados con el suelo y tiende a ser inhalado al levantarse polvo por la remoción del guano. La gravedad de la histoplasmosis depende del grado de exposición y la inmunidad previa del paciente. Los síntomas más comunes incluyen fiebre elevada (hasta 42ºC), escalofríos, tos no productiva, dolor torácico, nauseas y vómitos, por lo que en muchos casos tienden a ser confundidos con los de la influenza (excepto en los casos de infección aguda). Los síntomas tienden a manifestarse luego de unos 14 días. La mayor parte de los síntomas desaparece a los 10 días, extendiéndose por mayor tiempo en casos graves. La enfermedad debe ser tratada con antimicóticos, sobre todo en aquellos casos en que se desarrollan complicaciones (Suárez y col. 2002).

En general son pocas las investigaciones relacionadas directamente con la Cueva Alfredo Jahn (Carlsen 1999), sin embargo, existen diversos trabajos que tratan de manera general a las cuevas de Venezuela y su biología (Galán 1995, Galán y Urbani 1987, Linares y Bordón 1987).

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Monumento_natural_cueva_Alfredo_Jahn

 

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