Juan Félix Sánchez nació al principio del siglo XX, el 16 de Mayo de 1900, en la casa de sus abuelos en el pueblo de San Rafael de Mucuchíes, Estado Mérida, Venezuela. Hijo de Benigno Sánchez y Vicenta Sánchez, dos campesinos nacidos en la Culebra en 1855 y en el Vecindario del hoy Municipio Rangel.
Su educación la inicia en 1907 cuando lo destinan a la orden de Don Ramón Jáuregui en la Escuela sin grados de San Rafael donde curso sus estudios hasta 1913. Ya en 1914 Juan Félix Sánchez siente el llamado de las tierras frías, y se une a los arrieros de su padre para hacerse baquiano. En 1917 se lanza a conocer Venezuela, visitando Trujillo, Bobures, Maracaibo entre otros lugares. A su regreso a San Rafael de Mucuchíes en 1918, asume el cargo de secretario ad honorem de la prefectura del pueblo, ejerciendo el mismo hasta el año 1924. Durante ese tiempo decidió aprender a tejer con doña Isaina Dávila, la madre de su eterna compañera Epifania Gil. En 1925 teje la primera cobija que se pudiera mostrar, y la Llama "Reinosa". Esta actividad popular la combina con las representaciones publicas que ejerció como titiritero entre 1924 y 1925.
Visita Caracas por primera vez en 1927 junto a varios de sus amigos. Pasa a ejercer la presidencia de la Junta Comunal de San Rafael entre 1929 y 1933. Su obra escultórica la inicia para 1935 cuando talla en mármol el grupo escultórico Cristo, Virgen y Magdalena, obra lamentablemente sin destino conocido. Ente 1940 y 1943 ejerce el cargo de Juez Municipal de San Rafael. En 1941 participa bajo la dirección de Padre Ángel Sánchez Alcántara, en la reconstrucción de la iglesia del pueblo. En este mismo año, muere su madre, hecho que marco para siempre su crecimiento artístico, pues cumplido su mandato como Juez en 1943, se traslada acompañado de su compañera Epifanía, a su casa en El Potrero, en el corazón de El Tisure, a mas de seis horas en Bestia desde la Mucuchache de San Rafael. No sabía lo que quería, pero sentía la falta de algo importante que llenara su existencia y se fue para El Potrero en busca de "otra cosa mejor". En 1952, el día 14 de Septiembre, decide rendir homenaje a la Virgen de Coromoto la iglesia que el mismo construyo en el filo de El Tisure.
En 1980 dedica su tiempo a la talla de El Tinjaca y el segundo San Juan, para iniciar el año 1981 con su proyecto de construcción de un Santo Sepulcro, el 15 de Abril lo construye y coloca allí el Cristo Muerto, ese mismo año se recrea con el Proyecto de hacer una iglesia de mas de 16 metros en San Rafael de Mucuchíes, en terrenos que se encuentran frente a su casa. En el proceso de construcción de dicha capilla en San Rafael, se involucra la Universidad de los Andes y varios de los amigos que Juan Félix Sánchez ha cultivado durante su infancia y los citadinos que desde 1965 se sumaron a la admiración de la obra artística de Juan Félix Sánchez. Se consolida su fama de artista y comienza en forma permanente la visita de muchos artistas a San Rafael para apreciar su obra y observar al "El Hombre de El Tisure".
Para 1991 hace un busto en honor al Padre Sánchez y lo coloco en la Capilla de San Rafael de Mucuchíes. En 1995, es postulado para optar por el premio de Artesanía de la UNESCO, en la Habana Cuba, certamen que declaro su tejido y su obra Mas allá de la artesanía. Es arte con el Sentimiento más elevado del pueblo. El 14 de Junio de 1996 el Intitulo Universitario de Ejido, le entrego la mención Técnico Superior en Turismo Honoris Causa. El 18 de Abril de 1997, a las 11:30am, Fallece Juan Félix Sánchez en el Hospital Sor Juana Inés de la Cruz de la Ciudad de
Hoy en día, a un kilómetro y medio subiendo desde la casa donde vivió Juan Félix Sánchez en El Potrero, por encima de la confluencia de dos quebradas, está el complejo arquitectónico y escultórico del Filo de El Tisure, construido por Juan Félix Sánchez durante treinta años de arduo trabajo. En medio de la inmensidad del valle se encuentra una impresionante combinación de capillas, terrazas, plazas, pesebre, Calvario y Santo Sepulcro; todos integrados y amurallados. A pesar de que abundan sitios más planos y más cercanos a la casa en ningún otro lugar se domina una vista comparable. En ese valle no existe el ruido, ni la velocidad, ni la confusión que crea la tecnología, y además de sus creaciones, en el Tisure los visitantes tienen una oportunidad para examinar su mundo interior. Es un lugar espiritual, no importa el tipo de creencias que el visitante tenga porque produce intensas emociones el estar en ese lugar. Para Juan Félix Sánchez todo era de Dios; las piedras, los animales, los árboles, las montañas, etc. esta actitud se manifestó en el respecto con que trataba la piedra, la madera y la arcilla que trabajaba, era la expresión del amor de un hombre por su tierra y por el suelo que lo sustentó.
Se dio en el, por una parte, la mezcla de artesano tradicional (en la fabricación de cobijas y sombreros) y del artista creador (diseños textiles, muebles y tallas). Pero, se dio en él, igualmente, la mezcla de racionalidad, y de la expresividad emotiva. Después de haber vivido 40 años en la soledad del valle de El Potrero, Juan Félix se convirtió en famoso y en un artista muy reconocido de Venezuela. En la casa de San Rafael de Mucuchíes, donde nació, y vivió sus últimos años junto a su compañera Epifania Gil, al lado de su famosa capilla de piedra, hay una habitación llena de agradecimientos y homenajes otorgados en vida por su labor artística, entre ellos recibió el Premio Nacional de Arquitectura.
Este hombre que poseía una sonrisa infantil y mirada penetrante, nació con esa sabiduría propia de los seres que son capaces de captar la energía de la naturaleza, la adoptan y pueden plasmarla artísticamente en cualquier propósito al que se le dedique.
Sus manos gruesas y al mismo tiempo sutiles lograron una estética bien particular, con la que, en perfecta armonía con los divino, trabajó la madera y utilizó la piedra, partiendo, como el mismo decía, de la fusión de los feo con lo bello, para construir la Capilla de la Virgen de Coromoto, La Gruta, La Capilla Grande dedicada a José Gregorio Hernández, la Plaza de la Estatua de Piedra, la Torre, el Santo Sepulcro, en fin, todo un proyecto concebido desde su espacio interno más sagrado.
Hoy en día la valoración de su obra artística debe continuar y la fortaleza de su fe debe ser un paradigma para las nuevas generaciones, tan necesitadas y huérfanas de modelos verdaderos. Juan Félix Sánchez, hombre de arte y de fe, un hombre a tomar en cuenta a la hora de establecer rieles que conduzcan a la canalización de nuestras inquietudes estéticas, morales y espirituales.
Fuentes: